Karine Bernal Lobo llegó hace unos meses a la FIL Lima y desde entonces su nombre no ha dejado de sonar entre los lectores jóvenes peruanos.

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Lo curioso es que su carrera literaria no empezó con un gran plan, sino con un golpe de suerte. “Lo descubrí de chiripazo, como decimos en Colombia”, recuerda ella sobre el momento en el que un paro universitario la llevó a leer novelas de monarquía y, sin buscarlo, a crear su primera historia.

Recordmeos que aquella historia escrita en un cuaderno terminó en Wattpad y allí estalló: “Comenzaron a llegar mis lectores poco a poco hasta que llegaron en masa”.

Ese salto de lo digital al papel fue más intenso de lo que imaginaba. Karine confiesa que el proceso editorial la obligó a tomarse la escritura como un trabajo real. “Es un cambio muy difícil, pero aprendes un montón”, confesó la escritora.

También reveló que detrás de la saga hay un detalle que pocos conocen: su formación en psicología es la brújula con la que construye a cada personaje. “Lo que ha ayudado más es la Psicología de la Personalidad… me ayuda a diferenciar cómo un rey actuaría frente a X situación, que es muy diferente a cómo actuaría un plebeyo”.

Otro dato que sorprende es su rutina creativa, completamente al revés del mundo. Karine escribe de madrugada, cuando todo está en silencio.

“Escribo de noche, desde las 10 hasta las 8 de la mañana”, confiesa entre risas. Esa vida invertida se mezcla con la presión de la fama digital. La autora reconoce que hoy mide cada palabra que dice: “Cuando eres autor ya pierdes como el derecho de opinar… entonces siempre soy muy neutra, ya, punto”. Entre firmas, viajes y lectores que la reconocen, su vida tranquila quedó atrás.

Pese a todo, la ilusión sigue intacta. Karine insistió durante meses para visitar Perú y conectarse con sus lectoras, y ese entusiasmo se refleja en la emoción con la que habla de su saga.

En El perfume del rey, Emily —una plebeya con una fortaleza emocional que la autora envidia— atraviesa reinos, alianzas y traiciones. Y aunque Karine evita spoilers, deja una promesa: “Pasan muchas aventuras, muchos desamores, tristezas, alegrías y yo sé que se van a divertir”. Una autora que escribe mientras el mundo duerme y que transformó un paréntesis universitario en la saga juvenil que hoy conquista estanterías.